¿Qué fue de Lopera?

El expresidente del Betis vivió años de ensueño deportivo en Heliópolis antes una caída libre cerrada con un conflictivo adiós y una batalla judicial ya cerrada.

Manuel Ruiz de Lopera fue una de las figuras cruciales en la historia del Real Betis Balompié. Muchos recuerdan su paso por el fútbol español como mandatario del club verdiblanco y también el puñado de anécdotas que dejó bajo su peculiar estilo de dirigir la entidad. Llegó en septiembre de 1991 como vicepresidente económico y un año más tarde presentó los avales bancarios necesarios para convertirse en el accionista mayoritario del Betis a través de Farusa. Arranca ahí un periodo de mandato que duró hasta 2010. Hubo momentos deportivos de éxitos que marcan la historia del club verdiblanco. También numerosos altibajos que llevaron poco a poco al club hasta un declive que minimizó el nivel deportivo del equipo hasta que su figura centró todos los focos a nivel judicial.

Denilson, el fichaje más caro del mundo

Con Lopera a mando de la entidad, el Betis dicha en 1998 a Denilson de Oliveira por 30 millones de euros. En ese instante, se trató del fichaje más caro del fútbol a nivel mundial. Muchos focos se colocaron entonces sobre la figura del presidente verdiblanco, que quiso dotar a su equipo de más nivel en su afán por crecer a nivel internacional. «Para que nos quiten a este jugador tienen que cerrar un banco», dijo el mandatario en aquella Presentación del brasileño. Antes, ya había encandilado a la afición fabricando un equipo de altura con jugadores como Finidi o Alfonso Pérez Muñoz. E incluso antes había firmado ya frases de relevancia para las anécdotas del club verdiblanco tras un ascenso a Primera: «Yo os entrego un Betis libre, limpio, en Primera, de ustedes…».

La Copa y el pasaporte a la Champions

Vivió años de brillo deportivo el Betis en ese primer tramo de mandato de Lopera. En 2005 el equipo levantó la Copa del Rey y en esa misma campaña 2004-2005 firmó una cuarta plaza en Liga que posibilitó un pasaporte a la Liga de Campeones. Desde ese momento, la senda deportiva del equipo sufrió altibajos en los que peleó por la permanencia, descendió a Segunda y despertó numerosas críticas entre su afición. La crispación en torno a su figura fue paralela a esa irregularidad del equipo sobre el césped. En el 2000, puso su nombre al estadio del Betis hasta que con su salida en 2010 volvió a llamarse Benito Villamarín.

El caos y los capítulos judiciales

En 2006 Manuel Ruiz de Lopera fue condenado por un delito contra la Hacienda Pública. Ahí comenzó un sprint interminable a nivel judicial con multas, inspecciones e investigaciones. Delegó su rol de presidente, pero se mantuvo al mando del Betis en pleno periodo de interrogantes a nivel deportivo y económico. En julio de 2009 la afición bética se manifestó para pedir la venta de las acciones del mandatario, que un año después anunció la venta de su paquete accionarial a Luis Oliver. Ahí intervino de nuevo la Justicia para frenar ese movimiento, embargar sus acciones y dar continuidad a una investigación que se mantuvo en liza hasta hace poco.

El fin de la batalla judicial

El 28 de julio de 2017 el Betis puso fin a la batalla judicial existente contra Manuel Ruiz de Lopera con un acuerdo extrajudicial. El expresidente salió indemne de los cargos y con varios millones de euros en su poder tras alcanzar un pacto con los actuales dirigentes del Betis, que consideraron que se trataba del mejor paso posible para el crecimiento de la entidad. En octubre de 2019, la Audiencia ratificó que Lopera no adquirió el 31% del Betis con su dinero, aunque el Betis debía abonarle cuatro millones por esas acciones debido al pacto alcanzado previamente.

Una figura mediática incuestionable

«Al Betis lo salvé de la muerte». Así de claro se pronunció hace escasos meses el propio Manuel Ruiz de Lopera al ser preguntado por varios periodistas sobre el club verdiblanco. Mantiene al alza muchos de sus negocios. Sigue de cerca todo lo que le acontece al equipo de su vida desde la distancia. Desde ese barrio del Fontanal que nunca abandonó. «Ahora hay una Primera División más endeble», asegura sobre la presente temporada. Cada semana acostumbra a visitar a su Señor del Gran Poder. También es fiel al Cautivo y a la Macarena en su pasión por la Semana Santa. Con el Betis siempre en su mente. Aunque su idilio verdiblanco ya quedara en la historia.

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